VALVERDE DE LOS ARROYOS

En plena serranía del Ocejón, sobre la vertiente norte de dicho pico, se sitúa este hermoso pueblo serrano, quizás el más representativo de los llamados Pueblos Negros, pues en él se conservan todavía algunas de las costumbres populares más antiguas y de mayor valor etnológico de todas aquellas tierras, así como una arquitectura autóctona basada en la construcción con piedra de gneis y cubierta de oscura pizarra.

Valverde de los Arroyos linda con los términos de Tamajón (Palancares y Almiruete) por el Sur, Majalrayo por el oeste, Cantalojas y Valdepinillo al Norte y La Huerce y Umbralejo por el saliente.

Los paisajes de su término y el valor de algunas de sus fiestas dan a Valverde un valor añadido.

CHORRERA DE DESPEÑALAGUA

Espectaculares cascadas que, sobretodo en primavera, despeñan el agua procedente de las  nieves de las cumbres sobre los huertos y valles del entorno.
Estos huertos y frutales merecen una mención especial, ya que, gracias al agua del arroyo distribuida por las acequias de la Cacerilla y del Cacerón, su tierra fértil y la magnifica situación geográfica que los protege de los malos vientos y de los fríos extremos, nos dan como resultado una excelente huerta de legumbres y frutas de las que se abastecen los valverdeños.

FIESTA DE LA OCTAVA

Debemos mencionar especialmente la fiesta más popular de este pueblo, La Fiesta de la Octava del Corpus. Famosa y muy colorista, esta fiesta se celebra diez días después del Corpus Christi (siempre en domingo) y cabe destacar de ella la Procesión con el Santísimo, los Danzantes y sus rituales de danza ancestrales y los antiquísimos Autos Sacramentales representados por el grupo El Portalejo, en los que actúan los propios hijos del pueblo.

Esta fiesta es popularmente conocida como la Fiesta de los Danzantes ya que para los cientos de visitantes que cada año se unen a la alegría de los valverdeños (poco más de 80 vecinos) lo que más llama su atención es la representación de las danzas por los ocho danzantes y el Botarga. Destacamos de su vestimenta su pantalón blanco cuyo origen es del siglo XVII y en el que se resaltan los bordes adornados con puntillas y bordados, una camisa blanca y los pañuelos largos de colores anudados al cuello. El resto del cuerpo lo cubren con cintas, adornos de pasamanería  y las alpargatas. Las danzas siempre van acompañadas por el ritmo que va marcando «El Gaitero». Este acompañante ejecutará melodiosos ritmos ayudado por el tambor y por una gaita hecha con el cañón de una antigua escopeta.

Con toda  probabilidad a los visitantes se les pasará  por alto que se trata de una fiesta religiosa cuyo comienzo es en la iglesia de San Ildefonso, con una misa en la que nunca faltan los danzantes. Luego viene la procesión hasta la antigua era  comunal del pueblo donde éstos no paran de danzar. Seguirán los pasos ancestrales del baile de la cruz, del cordón, de los molinos de la perucha, el verde, etc.